martes, 17 de marzo de 2015

LA EUTANASIA DEL CATATUMBO…


El Catatumbo es una región del departamento de Norte de Santander, límite con la frontera venezolana en el nororiente del país. Su nombre deriva de una lengua indígena y quiere decir “Casa de Truenos”, Está conformada por diez municipios que podemos ubicar en dos categorías; por un lado el Catatumbo geográfico y por el otro el social. El primero lo constituyen los municipios de Ábrego, Ocaña, San Calixto, Teorama, El Tarra y Tibú; Cuando decimos geográfico, nos referiremos a que estos son los municipios bañados por el Río Catatumbo que nace en el sur oeste del municipio de Ábrego y sigue su ruta por los mencionados municipios hasta la frontera con Venezuela, antes de desembocar en el lago de Maracaibo. La región presenta una gran variedad climática y es rica en recursos minerales como el petróleo, el carbón y el uranio; sus suelos son aptos para la agricultura diversificada, presentándose diversos tipos de cultivos como: café, cacao, maíz, fríjol, arroz, plátano y yuca. Igualmente la ganadería es un renglón fuerte en la región y sus ríos poseen una gran variedad de peces, que han servido de alimento durante mucho tiempo a los habitantes ribereños (principalmente a los indígenas (Motilón-Bari).


Aunque la colonización y los primeros contactos con los indígenas empezaron en el siglo diecisiete y varios de sus pueblos como Hacarí, Convención y San Calixto entre otros; se fundaron en el siglo dieciocho y diecinueve donde no hay una nueva bonanza económica para atraer a colonos, y aunque hubo procesos de colonización antes del siglo veinte, el que se dio alrededor de la explotación petrolera fue el más acelerado de su historia; Ya en el siglo XX se vivió un proceso de cambio en las relaciones de producción internacional donde Después de la I Guerra Mundial los países occidentales vieron la importancia del petróleo como recurso energético y esto aceleró el descubrimiento de reservas y las seguidas perforaciones mundiales.
El Catatumbo se convirtió en uno de los primeros rincones de la explotación petrolera en Colombia, con petróleo en abundancia y de alta calidad. Un paseo por la región hoy en día muestra al visitante que la situación sigue igual: carreteras en un estado deplorable, ausencia de puestos de salud y de profesores en las escuelas etc. Es ausencia de respuestas por parte del Estado a las necesidades prioritarias y a programas alternativos de una verdadera solución frente a la catástrofe por la pérdida de los cultivos agrícolas en la región, esta abonó las condiciones para la entrada de cultivos ilícitos como la coca y encaminó al campesino y a colonos a aceptar esta nueva forma de economía. Esta región fue una de las últimas a ser tomadas por los GRUPOS ARMADOS cumpliendo con una estrategia trazada desde tiempo atrás a nivel nacional, la violencia allí es la expresión de un fenómeno nacional, la entrega de las riquezas del país a intereses extranjeros, algo que se ve más claramente en la actualidad, a esos planes se debe la violencia. Como hemos dicho la coca no explica el conflicto en el Catatumbo; no lo explica temporalmente pues el conflicto en la región pre-data la llegada de la coca, ni lo explica en términos económicos pues los mayores intereses económicos en la zona son los hidrocarburos y no los cultivos ilícitos. El Catatumbo es una zona estratégica por su ubicación geográfica y por sus recursos naturales. 


El número alto de víctimas civiles y entre ellos dirigentes sociales da fe de que la barbarie DE LOS GRUPOS ARMADOS OFICIALES Y NO OFICIALES buscó destruir el tejido social y dejar el Catatumbo sin voz, Contemplar La militarización como estrategia de ocupar bienes públicos tales como escuelas, centros de salud o incluso viviendas en cascos urbanos para ser transformados en bases militares, vulnerando el principio de distinción del DIH; Involucran a la población civil en el conflicto convirtiendo el casco urbano en objetivo militar de atentados y hostigamientos como se ha comprobado. Las especulaciones en base a los falsos positivos que se han venido presentando durante las últimas décadas en contra de la población campesina y analfabeta trascienden negativamente en nuestra sociedad al demostrar mediante decisiones  legislativas la poca participación de los entes públicos nacionales frente a este flagelo de horror diseñado. 

Hoy por hoy las estadísticas de ejecuciones extrajudiciales, privaciones de libertades, secuestros indiscriminados, montajes judiciales, y todas las estrategias y tácticas de milicia aplicadas fuertemente e injustamente en contra de los sujetos sin armas descomponen vitaliciamente el tejido social; Este fenómeno se traduce con un aumento preocupante de victimas colombianas, organizado entre los ambiciosos de poder y la superación de los cargos públicos de otros. Según el informe de Naciones Unidades, la impunidad y falta de investigaciones sigue siendo un problema estructural en estos casos. Pero es precisamente la falta de mecanismos fiscales por parte de las víctimas y no de gobierno quienes deben subjetivamente revisar con lupa todas las problemáticas vigentes; y no, como actualmente se definen las investigaciones por parte de los cuerpos legislativos al contar plena y satisfactoriamente con victimarios (testigos estrellas) como su botín de oro para arremeter en contra de la vida de los colombianos. Por lo visto, la Política de Seguridad Democrática se traduce en militarizar indiscriminadamente a la región extrapolando el concepto de enemigo interno a cualquier forma de movimiento social, político, campesino, sindical, periodístico o de defensa de derechos humanos acusándolo en ocasiones de “auxiliador de los grupos armados”. Aplica la idea de guerra total al enemigo atropellando a la población civil bajo la justificación de la seguridad.



Es decir, mientras que en La Habana guerrilleros y representantes del Gobierno ponen sobre la mesa sus propuestas para reconstruir este perverso orden social, económico y político, Es reconstruir un tejido social que permita generar condiciones de vida digna y desarrollo para los catatumberos, para encontrar e integrar en torno a la defensa y permanencia en el territorio; el respeto a las comunidades indígenas, los adultos mayores, los niños y las mujeres; la no fumigación de los cultivos ilícitos y la erradicación de los factores socioeconómicos que dieron origen a la siembra de coca; la defensa de los recursos naturales y el cuidado del medio ambiente; el rescate de nuestras tradiciones culturales; la participación en la toma de decisiones que involucren el campo; y el respeto a la vida y en general a los derechos fundamentales de los habitantes del Catatumbo.
Por: WILLIAN DEL CARMEN MORA TRUJILLO

“NO SOY UN PERIODISTA SOY EL PERIODISMO SECUESTRADO”










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